miércoles, 6 de mayo de 2015

Cervantes

Los miembros de la asociación cultural "Guadalmesí", Candelaria Ruíz y Antonio Meléndez, han realizado un borrador sobre la vida de Cervantes y su famoso libro "Don Quijote de la Mancha" para representarlo ante el público a finales del mes de mayo si es posible.
Por ello los actores del mismo se reunen para ensayar, todos los martes a las 19,30 horas en el salón de actos del CEIP "Guzmán el Bueno" de nuestra localidad.


MEMORIAS DE MIGUEL DE CERVANTES



(Se abre el telón y se ve a Cervantes, sentado, delante de una mesa, escribiendo.... Todo ello dentro de una habitación ambientada en el siglo XVI: biblioteca repleta de libros por todas partes)

CERVANTES: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.  Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino.” (Mientras estas palabras se van perdiendo aparece el personaje de D. Quijote en escena leyendo un libro que lleva entre las manos...)

CERVANTES: (Don Quijote se sienta en una silla y sigue leyendo...) “Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda. Y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos...”
“Se enfrascó tanto en su letura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo...” 
“Rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo; y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su brazo.”

D QUIJOTE: (Deja el libro en una mesa y levantándose bruscamente se dirige a un rincón donde hay muchos objetos y saca del montón unas armas viejas: espada, casco, lanza, escudo...) Las limpia de una manera desenfrenada, y cuando considera que están en perfecto estado se las pone y en medio del escenario con una postura lo más marcial posible, dice:)
Todo buen caballero necesita una montura que esté a la altura de su fama. Ni el Bucéfalo de Alejandro ni el Babieca del Cid podrán igualarse a mi montura.

CERVANTES: Y así pasaron cuatro días pensando qué nombre le daría a su caballo que estuviera a la altura de tan gran caballero, y al fin vino a llamarle Rocinante.
“Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar don Quijote...”
Después de esto, pensó que le faltaba una dama de quien enamorarse, porque todo caballero andante debe tener una.

D. QUIJOTE: Si yo encuentro algún gigante y le venzo, ¿no será bien enviarle a mi señora para que hincado de rodillas ante ella diga con voz humilde que le vencí y le mandé que se postrase ante ella.
CERVANTES: Y en esto estaba cuando pensó en una moza labradora que vivía en un lugar cercano y a la que le dio el nombre de Dulcinea del Toboso.
D. QUIJOTE: ¡Dulcinea del Toboso!
SANCHO PANZA: (Sale a escena y se dirige al público mientras D. Quijote permanece en escena) ¡Oh, bellas damas y nobles caballeros! ¡Cuán ingrato es el mundo de los caballeros andantes! Después de este comienzo mi señor don Quijote corrió extraordinarias aventuras dignas del mejor de los caballeros que en el mundo han sido. En su primera salida por los caminos de la aventura caballeresca llegó a un castillo, hay quien dice que era venta y no castillo. Allí fue armado caballero por el señor del lugar, aunque los enemigos de mi señor, que son muchos y muy poderosos, afirman que fue el ventero quien, después de una pelea con unos arrieros, le armó caballero ante la chanza de la chusma de la venta. Luego que se hubo marchado del castillo, determinó mi señor volver a su hacienda para proveerse de algún dinero y de un escudero que le asistiera en sus aventuras, y para estas lides pensó en mí, muy en buena hora. Así que después de alguna aventura en la que se llevó algunos palos de manos rufianescas y de gente de mal vivir, regresó a su pueblo.
D. QUIJOTE: Todo eso que dices mi buen Sancho es cierto, y no es menos cierto el celo con que me cuidaron en casa cuando llegué malherido.
SANCHO: Si mi señor, pero lo que no sabéis es que entre el cura, el barbero, vuestra ama y su sobrina arrojaron vuestros libros de caballería al  corral y allí los quemaron, ardiendo todos los esforzados caballeros cuyas vidas vuesa merced tan bien conoce.
D. QUIJOTE: ¡Ah, bellacos, ladrones! Tamaña felonía merece ser castigada.
SANCHO: ¡Oh, mi señor. Refrena tu justa ira. Han pasado ya tantos años de semejante iniquidad, que más nos vale ahora proseguir el relato de nuestras aventuras, sin duda estos señores (señala al público) nos lo agradecerán.
D. QUIJOTE: Tienes razón amigo Sancho, sigamos con el relato de las gloriosas hazañas que nos fueron dadas ejecutar para mayor gloria del gremio de los caballeros andantes y de la sin par Dulcinea del Toboso. (Se sientan en la mesa con Cervantes. Hablan entre ellos)

                        CANCIÓN: YO SOY D. QUIJOTE. CARLOS SÁNCHEZ

D. QUIJOTE (Se levanta y se dirige al público)
En este momento soy conocido en el mundo entero y cabalgo por todos los rincones del mundo. Mas, honorables damas y esforzados caballeros, hoy, quiero hablaros de D. Miguel de Cervantes Saavedra, soldado, novelista, poeta y dramaturgo español. Es considerado una de las máximas figuras de la literatura española y universal.

SANCHO: Se ha encontrado el acta de su bautismo en la Iglesia de Santa María la Mayor de Alcalá de Henares el 9 de octubre de 1547. Hay quien dice que nació posiblemente el día 29 de septiembre, día de San Miguel. Para algunos estos datos no son muy fiables, y dudan de su veracidad. Yo no voy a afirmar ni a negar los datos que aquí se ofrecen. Pienso que su vida forma parte de los mitos y no conviene quitar ciertas dotes de incertidumbre y misterio a su vida.
En es año, la monarquía española domina en el Mediterráneo y en casi todo el mundo conocido. Nuestro rey Felipe tenía entonces sólo 20 años, y todavía era príncipe. Ocupaba el trono, su padre, Carlos I, vencedor de tantas batallas, que Dios tenga en su gloria.

D. QUIJOTE: Su padre, el hidalgo D. Rodrigo de Cervantes, de profesión cirujano-barbero. Su madre, Leonor de Cortina. Las penurias económicas llevaron a la familia a Córdoba, Sevilla y Valladolid, esperando encontrar mejorar su situación. En Valladolid el padre fue encerrado en la cárcel a causa de las deudas contraídas y sus bienes embargados.

SANCHO: En 1566 se establece en Madrid donde asiste a las clases de gramática del catedrático D. Juan Lòpez de Hoyos, quien incluye en una de sus obras las primeras poesías del joven escritor.

D. QUIJOTE: Tres años más tarde, 1569, encontramos a Cervantes en Roma. Parece ser que huyendo de la acusación de herir en un duelo a un maestro de obras, llamado Antonio Sigura.

CERVANTES: (Se levanta violentamente de la mesa). Sres, les agradezco su gentileza al querer contar la historia de mi vida, pero estaréis conmigo si os digo que quien mejor conoce esa historia soy yo. Por eso, os ruego, caballeros, que en adelante sea yo el que narre los sucesos que han acaecido en mi azarosa existencia.

D. QUIJOTE: Tenéis razón, D. Miguel. Permitirnos que mi buen Sancho y yo os dejemos en la compañía de la buena gente aquí presentes. (D. Quijote y Sancho se van)

CERVANTES: Bueno, señores, después de los acontecimientos narrados por mis queridos hijos literarios, me encontraba en Italia a la edad de 22 años. Al principio estuve al servicio de un cardenal y más tarde ingresé en la milicia, carrera a la que dediqué muchos años de mi vida.
En octubre de 1571 embarqué en la galera La Marquesa formando parte de la Armada cristiana dirigida por D. Juan de Austria, y participé en la gloriosa batalla de Lepanto contra los turcos. Sin duda, la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros. En esta batalla, peleé con denuedo y valor y quedé herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano. A partir de entonces mi brazo quedó anquilosado al quedar seccionado un nervio.


                        VÍDEO DE LA BATALLA DE LEPANTO (La gloriosa batalla de Lepanto).


CERVANTES: A pesar de mi mano inutilizada, participé en otras expediciones militares. Después de recorrer diversos lugares de Italia, volví en 1575 junto con mi hermano Rodrigo a España en la galera Sol, pero para mi desgracia, (la mala suerte me ha acompañado a lo largo de buena parte de mi existencia) fuimos capturados por unos piratas berberiscos y llevados a Argel donde quedé  adjudicado como esclavo al renegado griego Dali Mamí. apodado “El Cojo”, quien, a la vista de las cartas de recomendación que yo llevaba, firmadas por el gran capitán mediterráneo Juan de Austria, fijó mi rescate en 500 escudos de oro, cantidad prácticamente inalcanzable para mi familia.
(Sale a escena D. Quijote con Sancho, hablando entre ellos).
Así se inicia el periodo más terrible de mi vida: cinco largos años de cautiverio en las mazmorras o baños argelinos, que dejarían una huella indeleble en mi mente.

D. QUIJOTE  Dice:“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”(D. Quijote y Sancho siguen hablando entre ellos y salen de escena)

CERVANTES: Estuve 5 años cautivo en Argel. Durante ese tiempo intenté fugarme en diversas ocasiones. Después de un primer intento fallido, mi madre envió una cantidad de ducados para rescatarnos a mi hermano y a mi, pero la cantidad era insuficiente y preferí que liberaran a mi hermano. En los demás intentos  de fuga, siempre fracasados, me hice responsable principal, por lo que fui castigado con dureza. Nadie sabe la amargura y desesperanza de un cautivo encerrado en sucias mazmorras, cargado de grilletes, con la única esperanza de salir de aquel infierno y que una y otra vez intentas salir de allí sin conseguirlo y cada vez es más duro, más cruel el destino que te ata a una tierra de infieles y la esperanza se va perdiendo hasta que no te queda nada, sólo el miedo a no salir de allí nunca.


PERSONAJE 1: Muy nobles Señores, Oid un fragmento de la epístola al rey, donde Cervantes describe sus penurias desde que salió de España.
           
            Yo, que el camino más bajo y grosero
            he caminado en fría noche oscura,
            he dado en manos del atolladero;
            y en la esquiva prisión amarga y dura,
            adonde ahora quedo, estoy llorando
            mi corta infelicísima ventura,
            con quejas, Tierra y Cielo importunando,
            con suspiros el aire oscureciendo,
            con lágrimas el mar acrecentando.

            Vida es ésta, señor, do estoy muriendo
            entre bárbara gente descreída,
            la mal lograda juventud perdiendo.

            Del amarga prisión triste y oscura,
            a donde mueren veinte mil cristianos,
            tienes la llave de su cerradura.
            Todos cual yo, de allá puestas las manos,
            las rodillas por tierra, sollozando,
            cercado de tormentos inhumanos,
            valeroso señor te están rogando
            vuelva los ojos de misericordia
            a los tuyos que están siempre llorando.


FRAILE: Muy nobles señores: Yo, Fray Juan Gil, de la orden de los Padres Trinitarios, junto con mi compañero, Fray Antón de la Bella, llegamos en mayo de 1580 a Argel. Como bien saben vuesas mercedes, la orden trinitaria se ocupaba de rescatar cautivos prisioneros de los piratas argelinos. Fray Antón partió con una expedición de rescatados. Yo, únicamente disponía de trescientos escudos, y traté de rescatar a Cervantes, por el que exigían quinientos. Me esforcé por recolectar entre los mercaderes cristianos la cantidad que faltaba. Finalmente la reuní cuando el infortunado Cervantes estaba ya en una de las galeras en que Azán Bajá zarparía rumbo a Constantinopla, atado con «dos cadenas y un grillo». Gracias a los 500 escudos tan arduamente reunidos, Cervantes fue liberado el 19 de septiembre de 1580.  El 24 de octubre regresó, al fin, a España con otros cautivos también rescatados. Llegó a Denia desde donde se trasladó a Valencia. En noviembre o diciembre regresó con su familia a Madrid.

D. QUIJOTE:“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.

CERVANTES: Intenté rehacer mi vida para pagar las deudas que había tenido mi familia para intentar rescatarme. En estos años tuve relaciones amorosas con Ana Villafranca, mujer de un tabernero, con la que tuve una hija, Isabel de Saavedra.
Durante largo tiempo pretendí algún puesto oficial, especialmente en América, a donde quería viajar. En 1581 fuí a Orán, y luego a Lisboa, a dar cuentas al gobierno de Felipe II. Seguía empeñado en un puesto en América, y así en 1582, dirigí una solicitud a Antonio de Eraso, que me es denegada. Nunca me fueron recompensados mis méritos militares...
            En 1584 contraje matrimonio, a la edad de 37 años, con Catalina de Salazar y Palacios de 19 años, pero poco después proseguí con mis viajes y movimientos por el ancho mundo.
En esta época escribí la Galatea.

PERSONAJE 2: (o cantante): Es una novela pastoril  ambientada en algún lugar –entre ideal y real– a orillas del Tajo.   Narra la vida de Elicio y Erastro, pastores enamorados de Galatea, una hermosísima pastora que reúne todas las demás virtudes de las heroínas cervantinas: discreción, inteligencia, buen juicio, honestidad y bondad. Pero Galatea adora su independencia espiritual y no quiere verse sujeta por el yugo amoroso, así que hará sufrir de desdenes a los dos pastores.


CANCIÓN DE LA GALATEA

CERVANTES: En este momento de mi vida, me dediqué de lleno a las Letras. En el mundo literario del Madrid de finales del siglo XVI, mantuve relaciones amistosas con las más altas plumas de la época: Laýnez, Figueroa, Padilla…
Compuse en este tiempo hasta veinte comedias o treinta, que todas ellas se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza; corrieron su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas.
 En 1587 viajé a Andalucia, como comisario de provisiones de la Armada Invencible. Esto me llevó por muchos pueblos de Andalucía. Más tarde fuí recaudador de impuestos atrasados, lo que me acarrearía numerosos problemas y disputas. Fui encarcelado tras la quiebra del Banco donde depositaba la recaudación acusado de apropiarme de dinero público. En la cárcel comencé a escribir D. Quijote de la Mancha.
Tras diversas vicisitudes me instalé en Valladolid en 1604 e hice pública la primera parte del Ingenioso Hidalgo D. Quijote de la Mancha. Vendí mi obra por 1.500 reales y la tirada inicial fue de uno 1.600 ejemplares, que se vendían a 290,5 maravedíes.


PERSONAJE 3: D. Quijote, en un momento de su peregrinar por los caminos de La Mancha, se queda en lo más profundo de Sierra Morena, pensando y sufriendo por su amada Dulcinea, mientras Sancho le lleva una carta. D. Quijote, mientras tanto, escribe y graba por la corteza de los árboles y por la arena muchos versos. Todos acomodados a su tristeza.

D. QUIJOTE:
Árboles, yerbas y plantas
que en aqueste sitio estáis,
tan altos, verdes y tantas,
si de mi mal no os holgáis,
escuchad mis quejas santas.
Mi dolor no os alborote,
aunque más terrible sea,
pues, por pagaros escote,
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
del Toboso.
Es aquí el lugar adonde
el amador más leal
de su señora se esconde,
y ha venido a tanto mal
sin saber cómo o por dónde.
Tráele amor al estricote,
que es de muy mala ralea;
y así, hasta henchir un pipote,
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
del Toboso.
Buscando las aventuras
por entre las duras peñas,
maldiciendo entrañas duras,
que entre riscos y entre breñas
halla el triste desventuras,
hirióle amor con su azote,
no con su blanda correa;
y, en tocándole el cogote,
aquí lloró don Quijote
ausencias de Dulcinea
del Toboso.

DULCINEA (sale del público): Oh mi buen caballero, mi buen caballero. He aquí a Dulcinea. Hasta mí han llegado vuestras quejas y sinsabores y mi corazón afligido llora vuestros pesares. Buen caballero, no hay dama más bien servida que Dulcinea lo es por su amado D. Quijote. Hasta El Toboso han llegado los ecos de vuestras hazañas.

D.QUIJOTE: Todo lo hice por vos y, como buen caballero, procuré hacer el bien y desfacer los entuertos que mis enemigos ponen en mi camino.

DULCINEA: No hay caballero en el mundo que igualar pueda las andanzas y aventuras de mi señor D. Quijote. Si mi humilde linaje no ha sido obstáculo para que vos, caballero, me hayáis colocado al lado de la Oriana de Amadís de Gaula o la Ginebra de Lanzarote, y aún superarlas en fama y grandeza, hoy quiero D. Quijote, declarar mi amor eterno y os prometo que siempre os acompañaré más allá de la eternidad.

D. QUIJOTE: “Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, o si es fantástica o no es fantástica; y estas no son las cosas cuya averiguación se ha de llevar a cabo.
Hay algo más hermoso que creer en los sueños”.

CANCIÓN: VENCIDOS. SERRAT

PERSONAJE  4.-: Buenas noches. No se extrañen Vds. ni piensen que soy un personaje de la vida de nuestro famoso escritor. Soy simplemente un lector. Como los innumerables lectores que han leído a lo largo de 400 años las aventuras del esforzado caballero D. Quijote de la Mancha. Un lector cualquiera. Pero hoy, en el homenaje que le hacemos a su ilustre figura no podía faltar la de los lectores que durante varios siglos hemos recorrido la España de aquellos tiempos a lomos de Rocinante. Cervantes tuvo una azarosa vida pero es ahora, en 1613, cuando ya ha escrito la primera parte de D. Quijote, cuando ingresa como novicio en la Orden Tercera de San Francisco (como su mujer y sus hermanas), en la que hará los votos definitivos tres años después. Es ahora cuando la vida del escritor es más fructífera y tras ocho años de silencio editorial desde la publicación de la novela que lo inmortalizaría, publica una verdadera avalancha literaria: Novelas ejemplares, Viaje del Parnaso, Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados y la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha , anunciada por el autor al final de la primera. La lista se cerraría, póstumamente, con la aparición, gestionada por su mujer Catalina, de Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617), obra cortada por el patrón de la novela griega, exhumada por los humanistas del Renacimiento.

                        ESCENA DE UNA NOVELA EJEMPLAR (La ilustre fregona)

FRAILE DE SAN FRANCISCO: Cervantes enfermó gravemente de "hidropesía" (probablemente una diabetes, enfermedad sin remisión en aquella época). En 1616 se vio morir: el 18 de abril recibe los últimos sacramentos; el 19 redacta, "puesto ya el pie en el estribo, con las ansias de la muerte", su último escrito:

CERVANTES:
Puesto ya el pie en el estribo,
con las ansias de la muerte,
gran señor, ésta te escribo.

Ayer me dieron la extremaunción, y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir y quisiera yo ponerle coto hasta besar los pies de V. E., que podría ser fuese tanto el contento de ver a V. E. bueno en España, que me volviese a dar la vida. Pero, si está decretado que la haya de perder, cúmplase la voluntad de los cielos y, por lo menos, sepa V. E. este mi deseo y sepa que tuvo en mí un tan aficionado criado de servirle, que quiso pasar aún más allá de la muerte mostrando su intención. Con todo esto, como en profecía, me alegro de la llegada de V. E.; regocíjome de verle señalar con el dedo y realégrome de que salieron verdaderas mis esperanzas dilatadas en la fama de las bondades de V. E. Todavía me quedan en el alma ciertas reliquias y asomos de las Semanas del Jardín y del famoso Bernardo. Si a dicha, por buena ventura mía (que ya no sería sino milagro), me diere el cielo vida, las verá, y, con ellas, el fin de la Galatea, de quien sé está aficionado V. E., y con estas obras continuado mi deseo; guarde Dios a V. E. como puede, Miguel de Cervantes.
FRAILE: La noche del 22 al 23 de abril, poco más de una semana después que Shakespeare, el autor del “Quijote” fallece y es enterrado al día siguiente, con rostro descubierto y el sayal franciscano, en el convento de las Trinitarias Descalzas de la calle de Cantarranas (actual calle de Lope de Vega). Los cofrades de la Venerable Orden Tercera de San Francisco tuvieron que pagar al escritor un entierro para pobres. Sus restos mortales se perdieron, dispersados a finales del siglo XVII durante la reconstrucción del convento. Su obra inmortal, no.
Aparecen todos los personajes y los que han leído.
D. QUIJOTE: D. Quijote soy y mi profesión la de andante caballería. Son mis leyes, el deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal. Huyo de la vida regalada, de la ambición y la hipocresía, y busco para mi propia gloria la senda más angosta y difícil. ¿Es eso cosa de locos?

CANCIÓN: SUEÑO IMPOSIBLE. PLÁCIDO DOMINGO


Al final no se pudo representar por problemas personales de alguno de los personajes que intervenían en el evento y se dejará para fechas posteriores. Lamentamos el que no se haya podido realizar. Gracias.





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